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La primera vez que vi este lugar pensé “no puedo creer mi buena suerte” viniendo de un lugar aislado donde nunca tuvimos acceso a un equipo interdisciplinario, en un entorno amoroso y bonito. El lugar con la casa antigua, el bosque, el arroyo, los caballos son un sueño que quisiera ver casi intacto en el tiempo. La calidez humana del equipo es lo que más rescató, porque te acompañan también a ti como mamá. viendo al niño/a y su familia como un todo. Acá hemos celebrado juntos los inmensos avances de nuestro hijo, derramando lágrimas, a veces de alegría y también de desesperación, pero en ese sentido siempre nos hemos sentido respetados y acompañados. Me encantan esos breves instantes de retroalimentación después de cada sesión, son súper constructivos.

Como familia nos sentimos muy felices por tener la posibilidad que puedan ayudar a nuestro hijo Joaquín en esta etapa de crecimiento ya que estos años son claves para poder apoyarlo en su condición. Sentimos que es un lugar agradable el entorno natural y el espacio físico muy acogedor y cómodo nos hace sentir tranquilos y relajados. El equipo profesional me parece muy competentes capaces y con una gran vocación demuestran ser muy pacientes y acogedores con los niños y sus familias estamos felices de formar parte de fundación Bayos y sé que con su ayuda Joaquín logrará salir adelante conseguirá realizarse como persona a lo largo del tiempo. Familia Vergara Soto

La experiencia ha sido muy buena, la Aurora ha estado contenida y con mucha confianza durante un proceso familiar difícil. Ha evolucionado gracias a su interacción con los caballos con la guía de su psicóloga y del señor Carlos ambos han sido muy hábiles y amables.

Llevamos a nuestra hija de 5 años a consultar a Bayos por que las mañanas se nos volvían imposibles. Nuestra hija se negaba a vestirse porque todo le picaba y apretaba. Teníamos la intuición de que no era solo “maña” lo que tenía y efectivamente le encontraron un transtorno sensorial que se trabajó con los profesionales de la Fundación . A los pocos meses ya toleraba mejor la ropa y podía vestirse para ir al colegio. Ahora a un año de su tratamiento está cada vez está mejor, además nosotros nos sentimos más empoderados, sabemos cómo abordar su condición y ayudarla para que su hipersensibilidad sensorial no sea un problema, ni la limite en nada en su vida.”

Nuestro hijo Angel tiene 11 años y presenta un síndrome genético poco conocido llamado Crigler-Najar que afecta su movimiento. La Hipoterapia ha sido fundamental en su proceso de rehabilitación, al igual que la naturaleza y el trabajo de los profesionales de la fundación. Desde que trabaja con caballos ha mejorado su equilibrio y su motivación. Todos los días quiere ir a visitar a turrón, almendra, pistacho, valiente y puelche. Ya no está utilizando silla ni carro para caminar! “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda El alma. J . Cortázar” Familia de Ángel Villarroel.